Hay cosas peores.
Hay cosas mejores.
La idea de este nuevo blog surge, creo, porque a mis 21 años he decidido que oficialmente estoy saliendo del cascarón para palpar y lamer la vida. Para sentir como ser humano consciente -dentro de lo que uno puede, vió- el maravilloso tránsito de nuestra insignificante existencia, el paso erróneo de la inexperiencia, las incertidumbres de lo cotidiano, el allanamiento de los sentimientos que todavía me atan a la irrealidad de un recuerdo caducado.
Y también porque necesito tener un blog para exponer las ordinarias carencias que padezco -igual que el promedio de la humanidad-, simple y mortal lector.